Cultura del pueblo Azua


Azua es llamada “La Atenas del Sur” por su tradición en el cultivo de las letras y las artes, aportando, en cada uno de estos aspectos, al desarrollo de la cultura dominicana. Las obras azuanas han llegado incluso más allá de las fronteras nacionales. Azua posee una cultura muy rica, con tradiciones en las que se manifiesta su diversidad. Esta se evidencia en elementos tales como la literatura, folklore, la música, el baile, y la artesanía. Es muy popular el dicho, generalizado en el país, de que en Azua, al levantar una piedra, es más que seguro que descubras a un poeta.

Según datos tomados del libro "Azua: Rescatada del olvido" que escribió el locutor Fernando Navarpuesto en circulación en el 2004 por motivo de los festejos del quinto centenario de la fundación del pueblo donde afirma que la fama de ciudad culta y de poetas le vino a Azua de los días de Hernán Cortez, el escribano español que vivió en su recinto y que conquistó a México. Fundada por Diego de Velásquez por disposición del gobernador fray Nicolás de Ovando en 1504, Azua fue la villa más importante de la región Sur donde se instaló el Colegio de Santiago de la Paz y por donde desfilaron durante la conquista ilustres letrados españoles que se dedicaron al cultivo de la literatura y la poesía. Quizás de ahí el calificativo de "tierra de poetas" que se le dio a la villa, en su escuela Perseverancia hizo de maestro el poeta Emilio Prud'Homme autor de las letras del Himno Nacional y a su educación se sumó Eugenio María de Hostos. Tierra de Miguel Ángel Garrido, el autor de "siluetas", y del profesor Francisco Javier Amiama Gómez, por Azua desfilaron en otros tiempos desde el célebre intelectual cubano Pereyeso hasta el puertorriqueño Román Baldoriotti de Castro y en su lar nacieron Bartolomé Olegario Pérez y el célebre doctor Armando Aybar. Afirma Fernando en su obra que Azua fue la tercera provincia del país en tener periódicos. Su primer periódico se llamó La Voz de Azua en el 1870.https://es.wikipedia.org/wiki/Azua



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Según datos tomados del libro "Azua: Rescatada del olvido" que escribió el locutor Fernando Navarpuesto en circulación en el 2004 por motivo de los festejos del quinto centenario de la fundación del pueblo donde afirma que la fama de ciudad culta y de poetas le vino a Azua de los días de Hernán Cortez, el escribano español que vivió en su recinto y que conquistó a México. Fundada por Diego de Velásquez por disposición del gobernador fray Nicolás de Ovando en 1504, Azua fue la villa más importante de la región Sur donde se instaló el Colegio de Santiago de la Paz y por donde desfilaron durante la conquista ilustres letrados españoles que se dedicaron al cultivo de la literatura y la poesía. Quizás de ahí el calificativo de "tierra de poetas" que se le dio a la villa, en su escuela Perseverancia hizo de maestro el poeta Emilio Prud'Homme autor de las letras del Himno Nacional y a su educación se sumó Eugenio María de Hostos. Tierra de Miguel Ángel Garrido, el autor de "siluetas", y del profesor Francisco Javier Amiama Gómez, por Azua desfilaron en otros tiempos desde el célebre intelectual cubano Pereyeso hasta el puertorriqueño Román Baldoriotti de Castro y en su lar nacieron Bartolomé Olegario Pérez y el célebre doctor Armando Aybar. Afirma Fernando en su obra que Azua fue la tercera provincia del país en tener periódicos. Su primer periódico se llamó La Voz de Azua en el 1870.
Entre los nombres más destacados en la historiografía azuana encontramos los de Héctor Viriato Noboa, laureado poeta que, sin embargo, vio el final de su vida muy prontamente. Noboa fue, en 1925, el fundador de la Sociedad Cultural Athene, una de las sociedades filantrópicas más antiguas de la República Dominicana que aún se conservan vivas.
Con una amplia bibliografía a sus espaldas encontramos a Miguel Ángel Garrido, una de las plumas más finas de nuestra nación. De igual modo, la figura de Héctor J. Díaz, el más internacional de los poetas azuanos, autor del desgarrador poema "Lo que quiero", que no es recitado en cualquier rincón del país sin que te encuentres a otro que continúe con la estrofa siguiente. Uno de las voces más recordadas de la emisora estatal La Voz Dominicana, y detractor del régimen trujillista que vino a encontrar su muerte en el Eugenio María de Hostos, que realizó una gran labor educativa en todo el país, y Azua fue uno de los pueblos modelos del movimiento hostosiano. Nicolás Ureña de Mendoza, padre de la insigne educadora y poetisa dominicana Salomé Ureña de Henríquez, fue preceptor de la primera escuela oficial de Azua de la época republicana, en 1847. Muy cercano a los pronunciamientos baecistas, ejerció como periodista y afamado abogado. Tiene el mérito de haber introducido el colorido costumbrista en la poesía dominicana.
Bartolomé Olegario Pérez es otro de esos grandes hombres. Poeta prolífico que dejó un gran legado en su amada Azua. Calles y centros escolares recuerdan su nombre a lo largo y ancho de la provincia.
Pero el artista azuano más importante de todos los tiempos, nacido de las entrañas mismas de este pueblo, es, sin duda alguna, el magnífico músico Pablo Claudio, compositor de la primera ópera americana. También se destacan el grupo de baile internacional los Danzarines.

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